Tienes la sensación de que este año será distinto, has aprendido de errores pasados, y lo que es más importante, tienes más ilusión y ganas que el año pasado, cuando ese par de preguntas y esas palabras tan raras, pero, sobre todo, esa inexperiencia, te hicieron caer.
Después de ese día vinieron auténticas montañas rusas. Momentos que querrías olvidar, otros que nunca lo harás. Días grises en los que no veías nada claro, días soleados donde te veías subido en el zeta o haciendo una troncha en el Apolo. Tiraste mucho la valla en el circuito, llegaste a sangrar en las palmas de las manos de la barra, vomitaste al terminar una mísera serie de 200...
Pero todas esas dudas se disipaban conforme ibas aprobando fases, llegaste al examen de teoría y ortografía y las dudas de antaño volvían a florecer, pero esta vez no te iban a vencer, las miraste a los ojos y dijiste que te tocaba a ti, y así fue. Aprobar esta fase fue una liberación, lo sabías y te hizo más fuerte, te hizo pensar que podías conseguirlo. Después llegó uno de los momentos más temidos por cada opositor, la dichosa entrevista. Ahí estabas, con tu traje y muchos, muchos nervios y dudas. ¿Y qué pasó? Que pudiste con todo. Y aprobaste, sí, aprobaste la puta oposición. Y digo puta, porque lo es, porque ves a gente que quieres abandonarte, porque pierdes momentos irrepetibles, porque ves caer a compañeros que sabes que son muy aptos para esta profesión...
Llegó el día de comenzar una etapa que sería inolvidable, la Escuela Nacional de Policía. Nervios, nervios y más nervios, pero nervios bonitos, ya me entendéis. Conoces a tres personas que serán tus compañeros de habitación nueve meses, así como suena... Experiencias maravillosas, anécdotas inverosímiles, momentos únicos. Reír hasta no poder más, llorar en momentos jodidos, hacer piña para sobreponerse a los problemas. ¡Qué rápido pasó todo!
Pero tocaba la realidad, la calle. Empezábamos las prácticas, ¿estábamos preparados? Nadie lo está, lo que yo he aprendido es que cada día es un día distinto, cada día aprendo una cosa nueva, te fijas en los compañeros veteranos que un día estuvieron en tu piel y tuvieron las mismas dudas que tú, y te empapas de sus conocimientos que van más allá de un libro. Han sido meses muy gratificantes en todos los aspectos, desde llegar a una ciudad nueva sin conocer a nadie, a integrarte totalmente y que tus compis te hagan sentir como si estuvieses en tu propia casa.
Si a eso además le sumas una pandemia mundial, y un confinamiento total de la población durante casi tres meses, suena a película, ¿verdad? Pues así se recordará a la Promoción XXXIV, la que estando de prácticas tuvo cara a cara a un "bicho cabrón". Y con eso creces y maduras, aunque solo lleves unos meses en la profesión, creedme. Llegó el momento de la jura, o, mejor dicho, de la "no jura". Todos sabíamos que iba a ser imposible juntar a tanta gente en la Escuela Nacional de Policía, pero siempre quedaba esa posibilidad, al menos en mi caso, tenía muchísimas ganas de volver a ver a mucha gente, en especial a mis tres inseparables hermanos. Cuando ya parecía que no íbamos a tener ni un triste acto, organizaron algo por provincias, y aunque parecía algo cutre, en mi caso que éramos pocos de prácticas en plantilla, fue un acto muy emotivo y cercano, totalmente distinto al que hubiese sido en Ávila, la primera promoción de policías que juraba el cargo en la ciudad donde estaba destinado. Mi familia me pudo ver en primera línea, cosa impensable en Ávila. Y eso es lo que más ilusión me hizo.
Y así acabó el proceso que iniciamos el día 18 de abril del año 2017, cuando se publicó en el BOE la resolución por la que se convocaban plazas para la Escala Básica del Cuerpo Nacional de Policía. Un sueño que comenzó estando muy lejos, se convirtió en realidad tras unos años de esfuerzo y constancia.
Y aquí viene la pregunta que muchos se hacen cuando ven tan lejano convertirse en lo que quieren, ¿es posible cumplir tu sueño? Y yo respondo, SÍ. Tan posible que está en tus manos.
Y hasta aquí esta entrada, la última de un largo proceso. Y, para terminar, aunque las dedicatorias se ponen al principio de los libros, yo lo voy a hacer ahora, porque ¿qué sería de esta entrada sin dedicarle unas palabras a todos y aquellos que han sufrido tanto o nos han visto sufrir desde la otra parte de la oposición? En primer lugar, a cada uno de los 3.177 compañeros que han jurado el cargo, sin duda estáis ahí porque lo habéis merecido. Después viene la familia, la que con ilusión te veía levantarte a las 7 de la mañana a estudiar y te vio con el traje de gala y el escudo de la Policía Nacional en el pecho el día 30 de junio de 2020, los que más han sufrido junto con vosotros, verdaderamente merecen un pedestal. Y por último esas personas que en su día comenzaron el camino con vosotros, y por circunstancias de la vida, se tuvieron que ir y por aquellas que de una manera u otra han aparecido y os están demostrando mucho día tras día. Va por vosotros.
¡VIVA LA PROMOCIÓN XXXIV! ¡VIVA LA POLICÍA NACIONAL! ¡VIVA ESPAÑA!
A mis padres, mi hermano y mi abuela.
A mis hermanos A, V y JA.
A mis amigos.
A ti, P.
Gracias.